martes, noviembre 15, 2005
Lunes
Perder el rumbo. No parece tan complicado, vientos, brisas, mareas, tempestades, aludes de palabras inauditas. Detalles, espesas letras, oidos sordos, ranuras por donde se escapan las sonrisas y se pierden sueños que no vuelven. No esos, no los mismos. Quizá otros detrás de la esquina esperan.
Cada mañana respiro y en ese aliento resucito. Cada día, cada vez, cada vez.
¿Dónde voy?. No importa, No sé que quiero pero empiezo a tener claro lo que no.
Perder el rumbo. No es malo, cada vez que lo hago subo las solapas, miro al frente, subo la música y encuentro el norte; donde quiera que esté.
N.