martes, mayo 02, 2006
Psicodelia
Psicodelia IV de Francisco Arroyo
Abrieron las ventanas de par en par, temprano, con el sol desperezándose todavía con rayos medio caídos. Parloteaban a mi lado, en mis oídos. Pero no puede entender lo que los vencejos querían decirme. A veces ocurre que no escucho atentamente. Se miraban perplejos, con rápidos movimientos de cabeza, giros de cuello, como si dudasen de todo cuanto veían en mis ojos.
Decidieron arrancarme de la silla, más allá del libro que caía en mis dedos. Decidieron parar el tiempo, llevarme en volandas, surcar el cielo, dejarme caer sobre el lecho de amapolas, justo debajo de mí, entre las olas del mar y mi vista.
Caía sobre ese rojo intenso, mecido por la brisa que el aleteo contínuo provocaba hasta que, por fín, reposé (pero me veía como proyección astral, porque sentía que estaba sentado frente a mi mesa, el campo abriéndose camino delante de mis cejas, las manos apoyadas a ambos lados de las mejillas, acentuando esa bobalicona sonrisa).
Y entonces las amapolas cobraron vida, izaron sus pétalos y comenzaron a volar, pues eran mariposas. Mientras, los vencejos estaban a mi lado, recorriendo mi perímetro yaciente como liliputienses con un Gulliver atolondrado y desconcertante.
Volvieron a parlotear entre ellos, frente a mí.
Y esta vez supe lo que querían decirme.
Dichos varios:
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¿Que nada es lo que parece? ¿Que basta con cambiar la perspectiva para entender? ¿Que la atención se afina mediante una experiencia onírica?
No sé. Tal vez hablasen de esto o de otras muchas cosas. Pero en ocasiones casi merece la pena quedarse con la estupefacción de la incomprensión. Por el anhelo del misterio...
No sé. Tal vez hablasen de esto o de otras muchas cosas. Pero en ocasiones casi merece la pena quedarse con la estupefacción de la incomprensión. Por el anhelo del misterio...
Ahora me explico... hay una estrecha vinculo entre el cigarro de la foto de su perfil y esas amapolas... aunque sea simbólica. ;p
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